Un poco por suerte y otro poco por exceso de obligaciones, disfruto de la dicha de no escuchar a nuestra benemérita presidente (lo de benemérita es "apenas" en tono socarrón). He leído sus grandilocuentes declaraciones acerca del derrumbe del primer mundo, mientras la Argentina, país de oportunidades si los hay, se mantiene incólumne siempre firme en su marcha hacia un futuro venturoso.
Claro que leer las declaraciones tiene sus ventajas, ya que me ahorro verla con todo su bagaje gestual y sus tics de border que tanto ruido hacen al momento de concentrarme en lo que dice.
Como casi siempre que ella habla, a mi me da por pensar lo que el gabinete piensa cuando la escucha:
La puta carajo, esta infeliz tiró por el piso el repunte en las encuestas que tanto me costó conseguir con mi sonrisa Kolinos" (Sergio Massa).
O le ajustan urgente la medicación o me tomo el palo.
Aunque pensándolo bien, habrán prescripto todas las causas de Quilmes?(Aníbal Fernández).
Poble Klishtina, eshtá cada día mash shalame, eshtá. (Néstor K.)
Evidentemente la señora no ve el mismo país que yo. Es impensable que viendo el mismo país sea capaz de decir tamaña sarta de pavadas.
Cómo puede ufanarse de nada la presidente de un país con índices alarmantes de mortalidad y desnutrición infantil, donde a pesar de la obligatoriedad de la educación cientos de miles de niños deambulan por las calles mendigando, en lugar de estar en las aulas?
Cómo puede mostrarse contenta mientras nuestros abuelos estan desnutridos y sin acceso a la medicación básica porque las míseras jubilaciones y pensiones apenas si les alcanzan para la subsistencia?
Puede acaso no ver que nuestros adolescentes están hasta la médula de droga?
Evidentemente nuestra presidente no ve el mismo país que yo; porque si lo ve y es capaz de hacer las declaraciones que hace, debo concluir que nos gobierna una cínica mal nacida que merece morir empalada al estilo Vlad. Pero no creo...o si?
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