domingo, 11 de marzo de 2012

Mentiroso, mentiroso.

Los niños son una fuente de información enorme. 
Esto se debe principalmente a que ellos aún no tienen desarrollados los filtros sociales, y culturales que nosotros, los adultos, utilizamos en cada una de nuestras comunicaciones.
Quién no tiene anécdotas de las "metidas de pata" de sobrinos, hijos o de uno mismo cuando era un purrete.

Si nos detenemos a observar a un niño en su primera infancia, veremos que cuando miente o dice algo que sabe "incorrecto", se tapa la cara o la boca. Es un gesto típico en la infancia, que al crecer vamos disimulando. Y es que nuestra educación nos encorseta y nos prepara para mentir sin ser descubiertos.
La vida adulta necesita, entre muchas otras habilidades comunicacionales, enmascarar estos impulsos inconscientes. 
Así es como cada persona enmascara esa mano en la boca o en la cara de diferentes modos.
Algunas de esas máscaras, las más frecuentes, son: bajar levemente la cabeza, parpadear repetidamente o parpadear de manera más pesada o negar con la cabeza lo que se afirma en palabras.

La mejor forma de apreciar estos gestos es ver sin escuchar. 
En este primer vídeo los invito a ver, sin audio, a nuestro amadísimo Boudou.
Busquen los momentos de inclinaciones de cabeza (vergüenza), parpadeos pesados, se distinguen porque pareciera que los parpados se le quedan pegados un segundo más de lo norma (al igual que el niño, se esconde tras los párpados porque sabe que lo que dice es "incorrecto"). Una vez que hayan encontrado esos momentos en el vídeo, pongan el audio y: VOILÁ!!!

Para ayudarlos les doy unas pistas: parece que Boudou NO puede decir que los de Boldt "intentaron hablar", que "hubo intentos" o que "lo hice", sin bajar la cabeza y parpadear pesado.