miércoles, 16 de julio de 2008

Soy lo que soy.



Acaso queda algo por decir?
Leo y releo opiniones de toda clase y color, sí: de esas de derecha, de esas de izquierda y también de esas que dicen ser lo que en realidad jamás fueron, ni son, ni serán.
Por estos días parece que es fundamental parecer lo que no se es en nuestro bendito país. Parecer lo es todo.
Y en ese afán de parecer son pocos los que se atreven a "ser". Ya casi no me importa ver cómo votan nuestros senadores, me pierdo en el deleite de saber por qué lo hacen. Busco infructuosamente uno de los bienes más escasos de la política argentina del 2008: La integridad de ser lo que se es y animarse a mostrarlo.
En ese afán por buscar la identidad de cada quién, oculta tras trajes de grandes marcas, corbatas de seda o remeras cheguevaristas; me sonrío cuando veo a un gringo curtido y paquete como el Lole. Me sonrío de costado porque reconozco en él a tantos otros. Gringos que se hicieron de abajo y SI: les fué bien. Nuevo pecado capital argentino, por estos días en los que es vergonzante ser exitoso a costa del trabajo.
Me sonrío viendo esa cadencia norteña, mal tildada de apatía por el simple desconocimiento del temple y el carácter de los habitantes de las distintas zonas de nuestra enorme Argentina. Tildado de tibio por gente que desconoce a tantos otros como él.



Me sonrío decía por ese orgullo simplote del Lole de mostrarse como es, de "ser" ni más ni menos que lo que es.
Puede gustar, puede no gustar, pero entre tanto gato que quiere pasar por liebre Reutemann es un espejo de si mismo.

Parece que no está bien visto ser exitoso a costa del trabajo y no es para menos si los paradigmas de éxito son frotar el tujes contra un caño!
Pues llaménme golpista, oligarca, imperialista o como gusten, pero a mi me sigue deleitando verlo al Lole mirando con ese gesto cansino, orgulloso de ser ni más ni menos que lo que simplemente es. Presentando acaso una de las pocas alternativas a la terquedad de medir el largo de la pitulina del matrimonio presidencial.
Humilde, silencioso, sin grandilocuencias mediáticas ni show alpedístico, el gringo presentó un verdadero proyecto de ley.

4 comentarios:

Occam dijo...

Coincido con vos, Piscuiza. A mí también siempre me gustó la integridad de Reutemann. Un tipo que no pertenece a estos convulsionados tiempos. Vendría bien alguien así, porque estos tiempos ya están tan muertos y podridos que no paran de apestarnos.
Muy bueno todo. Saludos.

piscuiza dijo...

Supongo que será cuestión de depurar de a poco, de mirar mejor las boletas.
En los años que llevo de ejercicio de ciudadanía nunca vi un juego tan peligroso por parte de la dirigencia. Este enfrentamiento de todos con todos no es conducente y la miopía oficial no ve más allá del día a día. Pero hay algo nuevo a lo que creo que hay que prestarle atención y es "el pago chico". Estos tipos no tienen retorno a sus pagos y se horrorizan ante métodos que tildan ahora de fascistas, olvidándose de las veces que lo utilizaron en pos de sus "loables" intereses.

En los pueblos no se "escracha" pero el vacío social y el pedido de cuentas por primera vez parece hacer honor al "Que Dios y la Patria los Demande". El pago chico por primera vez les va a demandar, sabrán ellos cómo retornar del lodazal adonde la avaricia del poder y el dinero los llevó.
Ayer fue patético el contraste de la llegada de los dirigentes políticos a los dos actos, en el acto oficial llegaron custodiados por patovicas rentados, por atrás del escenario, haciendo honor a lo que son. En el otro acto, mal llamado "del campo" los dirigentes estuvieron entre la gente, caminando por la calle sin miedo y sin pugilistas pagos: Todo un detalle.
Salute

Victor dijo...

Me parece una persona positiva Reutemann. Me costó resignarme cuando no aceptó la "invitación" a ser candidato dándole pista libre al los pingüinos cleptómanos.

El dia de la votación me dio gracia (bien) la pilcha que usó, camisa, jeans, borceguíes... tuc! en el senado de la nación. No se habla solamente con las palabras.

Lo del odio al que le fue bien en el trabajo honesto es un rasgo típicamente argentino -inexplicable-. Subyace la envidia y despiesrta un repentino "espíritu redistribucionista" de lo ajeno. Lo que mas llama la atención es que esta envidia no se produce con los artistas o deportistas que se vuelven millonarios de un dia para el otro, ciertamente de manera mas "injusta" que un emprendedor.

Seguro que si el Lole se hubiera dedicado a disfrutar de sus millones de piloto de F1 desde Monaco y opinara del conflicto tomando un Dry Martini en el Casino, los opinadores serían menos venenosos contra él.

(perdón por lo largo del comentario... me copé, voy a hacer un post).

Saludos

piscuiza dijo...

Víctor: por ahora no tenemos reparos con el largo de los comentarios por acá.
Descargue tranquilo. Y coincido con la extrañeza de sólo juzgar al exitoso laburante, cosas de la vagancia nacional, intuyo.
Salute