martes, 5 de agosto de 2008

Niño, deja ya de joder con la pelota.


Estas palabras no pretenden ser un compendio de psicología infantil, tampoco quiero con ellas hacer un acercamiento a la problemática de la niñez o la adolescencia.
Apenas si intentaré comentar las desventuras de una madre desconcertada.
Acorde a la temática de ayer y hoy de los noticieros de la TV y del programa radial que escucho en los quince minutos entre que caliento el mate, lo tomo mientras me visto, junto cosas del piso y salgo de casa; me pregunto qué cuernos pasa con los mocosos?

Veo a diario como los niños mandan. No se en qué momento nuestra generación de padres (o al menos muchos de ellos) entregó las llaves del reino a los purretes. Ellos sin saber muy bien qué hacer con tamaña responsabilidad están como dictador africano, haciendo estragos de abuso de autoridad por doquier.

Tuve la dicha de tener un hijo demasiado lindo (según los cánones de belleza de una mayoría Tinellizada o Crismorenizada o vaya a saber qué). Tuve la dicha?
Cada día del año me encuentro luchando contra todo un mundo que le perdona todo por ser lindo. Parece ser que el esfuerzo no se estila.
Y en ese entorno pelotudizado al extremo paso a ser una especie de inconformista, mezcla con exigente e insoportable.
Me niego rotundamente a quedarme impávida mientras mi hijo se convierte en un engreído maleducado!

Me revuelve el estómago ver nenas imitando el baile del caño, que ni siquiera debieran ver.
Soy de gustos raros: me gusta que mi hijo estudie, me gusta que lea, que haga deporte o alguna actividad de esparcimiento de su gusto, me gusta que sea educado con la gente, que sea solidario y generoso con sus pares, me gusta que aprenda que las cosas se ganan no esfuerzo (si, aunque sea la play!).
Me molesta que un niño me de órdenes. No me importa que me tilden de anticuada por pretender lo mismo que doy: EDUCACION Y RESPETO.

Será que es mucho?

7 comentarios:

Bugman dijo...

Ah, yo me pregunto lo mismo, ¿cuándo fue que los padres se rindieron, que empezaron a tener miedo de sus hijos, que los convirtieron en tiranos de medio metro?

piscuiza dijo...

Ah no se, pero en casa mando yo!, salvo cuando el enano tiene la tarea hecha, está bañado, ordenó todo y no hay Cristo qeu lo convenza que no merece jugar a la play o empacharse de dibus. Bueno, hacemos lo que podemos...
Muy bueno descubrir que los señores que me gustan (esos que llevan uñas prolijas y orejas limpias) se llaman ubersexuales! pero no se lo pude decir en su blog porque no podía dejar mensajes!
Salute

republica dijo...

Los buenos padres se caracterizan por sentimientos y actitudes profundas y positivas que sienten hacia sus hijos, las personas y el entorno que les rodea en general. Para ser buen padre o madre hay que ser previamente una buena persona, tener una personalidad sana, equilibrada, sin desajustes ni conflictos emocionales importantes o con un mínimo de ellos, de modo que no se irradie o proyecte sobre los hijos la influencia nociva de los propios defectos y problemas personales", explica la psicóloga Lucía Godoy, docente de la Escuela de Fonoaudiología de la Universidad de Chile.Lo leí una vez y lo guardé.
En una época marcada por un lado por episodios de violencia y desamparo con los hijos, y en el otro extremo con padres muy permisivos, las personas nos cuestionamos sobre nuestro rol de padres y el buen o mal desempeño que tenemos de éste; el trato personal respetuoso, cariñoso y alegre marca la diferencia, algunos padres tratan de suplir la ausencia o la falta de atención dando o regalando juguetes, objetos, dulces y otros bienes materiales.La cuestión básica en la educación de los hijos es "amarlos". Esto no es una técnica ni un procedimiento, sino un sentimiento, una actitud y las acciones apropiadas surgen, brotan muchas veces sin técnicas aprendidas. Sin ese sentimiento y actitud básicos, no hay método, ni ciencia del mundo que logre educar bien a los hijos, como sin cimientos no hay arquitectura que consiga construir un edificio.
La disciplina exige mucho tiempo y paciencia. Dependiendo de la edad del niño y su nivel de comprensión, puede ser necesario que los padres expliquemos lo que nuestro hijo/a hizo mal, por qué fue malo, y las consecuencias con las que tendrá que vivir. Para ello se necesita una cantidad significativa de tiempo. Desafortunadamente, debido a lo ocupada que vive la gente, dejar pasar las cosas es más fácil que abordarlas directamente.
Pero, para ir finalizando y pidiendo disculpas por lo extenso, pero me recontra conecté con el tema-, saber decir que NO también es amor y sin duda alguna que ningún hijo dejará de amarnos por ello; sucede que a veces el temor se da contrariamente a la inversa; es cuestión de marcar los límites, de definir esa línea delgada del concepto padres/amigos.
Sin dejar de lado la incidenia de esta sociedad nuestra a la que nos limitan, cada día más, a convivir sin límites, ni reglas, ni orden, transgrediendo los valores, la moral y las buenas costumbres, hoy demodeé!
Pero a no desfallecer: "Lo importante no es lo que hicieron de nosotros, sino lo que nosotros hacemos con eso que hicieron de nosotros".(J.P.Sartre)

piscuiza dijo...

Res pública: la extensión del comentario no importa, mientras se digan cosas. No me vaya a hacer como la presi que habla dos horas y al final...chorizo.
Pero mucho de lo que dice e'vero, así que extiéndase nomás.
No lo comente, pero creo que el sentido de mi post fue no sentirme tan sola en esto de querer poner a los enanos en su justo sitio.
Salute

Anónimo dijo...

Bienvenida al clú.
Hay tantos pibes por ahi que les hacen falta tantos chacletazos en el culo...

Mi vieja me crió a zapatillazos en la nuca y aqui me ve: casado con una psicóloga.

¡besos de pescáu!

Occam dijo...

Estimadísima:
Lo que ocurre como fenómeno general y globalizado puede denominarse "adolescentización" de la sociedad. En efecto, el sistema de consumo exige teenagers superficiales, demandadores, despreocupados, materialistas, irresponsables. Y esa brecha se proyecta para ambos lados de la franja etaria. La palabra "teenager" hace referencia a la edad terminada en "-teen", o sea, de 13 a 19 años. Sin embargo, actualmente la adolescencia comienza mucho más temprano. Las conductas propias de esa infausta etapa empiezan a asomar en torno a los 8, con imposturas sexuales (a veces hasta incomprendidas por el sujeto) incluidas: seducción, histeria, desvelo por la imagen, consumismo, inseguridades y agresividades, etc. Y termina pasados largos los 30... A veces no termina nunca.
Entonces, en mi opinión, estamos ante un mundo de padres teenagers y de hijos teenagers. Una sociedad teenager... Hasta presidente y presidenta teenagers tenemos!
Todo tiene que ver con el tipo de relación que en la casa encaran los padres con los hijos. Si los padres se comportan como adultos (es decir, asumen su papel social), los niños se comprotarán como niños.
Algo parecido ocurre con la indiferenciación sexual, eufemísticamente llamada "igualdad de sexos". Todos andróginos.
Mi más cordial saludo. Está de más decir que adhiero a todo lo que dijo. Ya que los Simpson forman parte de su agenda (como se dice en política), mencionaré el capítulo de la niña venida de la ciudad, que tanto atormentó a Lisa, que tenía 8 años, usaba celular, se maquillaba y organizó una dance-party en la que todos se demostraron cohibidos. Muy buen episodio.
Otra vez saludos!

piscuiza dijo...

Pescáu se ve que las madres del sur eran de chancletazo fácil y ya nos ve, de lejos parecemos normalitos!
Occam, creo que los Simpsons tienen más de 20 años de éxito porque nos enfrentan con lo peor y lo mejor de nosotros mismos.
Y en cuanto a la adolescentización de la sociedad, mi viejo les decía pendeviejas, pero claro en esa época no estaban de moda. Pero que bobas se ven compitiendo con sus hijas a ver quién luce mejor las pilchas.
En cuanto a lo andrógino: terminemos con los hombres que nos afanan las cremas humectantes! que a mi no se me ocurriría afanarle la crema de afeitar a un señor.
Salute