martes, 4 de octubre de 2011

Cretina!

Un ministerio, no importa cuál. 
Voy a llevar una nota "URGENTE" solicitada por un secretario de estado, tampoco viene al caso quién.
A la entrada, una mujer de aproximadamente 55 años, visiblemente molesta con mi entrada intempestiva.
Me presento, le solicito amablemente que me anuncie a lo que me responde: -"No se si fulanito está", mientras sigue buscando petróleo entre las cosas desparramadas en su escritorio.
Vuelvo a insistir: -Tendrías la amabilidad de fijarte si está, o me fijo yo?

Ahora si, decididamente molesta, la sra. se pone de pie y entra a la oficina a sus espaldas.
Sale con la novedad de que la persona no está, razón por la cual le pido que entonces me anuncie con el Dr. Menganito. 
Fue el detonante, su malhumor ahora evidente la envalentonó: -Qué es lo que querés?, me pregunta.

Sabés qué, ahora la enojada soy YO. Pedazo de cretina con ínfulas, capaz de tener en el mismo escritorio y en el mismo momento papel higiénico, pinturas para la cara, sobres de azúcar, esmalte de uña, celular, una rana René de peluche y galletitas!
-No se te ocurre que lo que necesito no me lo vas a solucionar vos? Si te molesta mucho ir a llamarlo avisame y lo llamo al celular para que se asome; le dije en tono cortante.

Finalmente el Dr. Menganito vino. Lo cual fue un alivio, porque yo jamás tuve el número de celular del Dr. Menganito.
A los diez minutos yo estaba saliendo del Ministerio en cuestión pensando que la Modernización del Estado, es una declaración de ínfulas de una administración tumorosa, incapaz de capacitar ni al Bobi para que traiga el palito. Y que todas las políticas y manuales en los que gastan partidas presupuestarias se nos cagan de risa en nuestra cara, cada vez que entramos a un ministerio y la inútil de turno revuelve el papel higiénico y galletitas, mientras hace lo imposible para que no interrumpamos su estupidez, con nuestro incompresible deseo de trabajar aunque sea por un ratito.

Aníbal Fernández, esto de la modernización es de tu órbita: das pena! 
Llenás páginas con planes de gestión de cambio, fortalecimiento de estrategias y gestión por resultado, y basta entrar a una repartición pública, para darnos cuenta que somos una republiqueta de décima: Gracias! Aníbal no esperaba otra cosa de alguien como vos.



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