La estancia en penumbras, con una halo de luz mortecina que permite ver los movimientos que se avecinan tras el telón.
Algunas certezas -pocas- y un mar de dudas que incitan a descubrir nuevos mundos.
Tallando en piedra nuestras esperanzas, vamos recorriendo el camino.
Un sueño que te despierta del letargo.
Un sueño.
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