jueves, 24 de julio de 2008

A mi la lluvia no me inspira.


En mi extenso recorrido por la vida, jamás, nunca usé paraguas. No soy de las personas que usan pilotos, de hecho en mi vestuario no hay botas de agua, nunca las hubo.
Creo recordar que cuando era chica una vez me compraron unas botas de color amarillo que se suponía eran para los días de lluvia. Recuerdo haberlas usado dos veces: una vez que decidimos con mi viejo que debíamos inundar un predio enorme de tierra y otra vez que nevó y se me dió por pensar que daba lo mismo esas botas amarillas que las de pre esquí. La primera de esas veces terminé de traste en el barro con cara de humillación, la segunda terminé con los pies morados y sin sensibilidad. Moraleja: No más botas pampero para mí.
Así fue transcurriendo mi vida con la firme convicción que cuando llueve: llueve.
Nada de paraguas asesinos para mí.
Pero claro, una fue creciendo y no es lo mismo hacerse la free a los 20 que a los casi 40. Así fue como hace pocos días decidí salir de paraguas, para evitar la mojadura.
Fue una experiencia de lo más novedosa.
Descubrí que llevar paraguas no evita que una se moje! Supongo que si lloviese de manera exactamente perpendicular al piso la cosa sería distinta, pero no.
A no más de quince minutos de salir estaba con más de media pierna mojada, empapada, hecha sopa. Me la pasé haciendo equilibrio para que no se moje la cartera, cosa que no sucedió. El pelo recién planchado quedó con un frizz digno de una escena de espanto.
Hoy amanecí con mi garganta pidiendo a gritos un poco de miel y todo por qué?
Por usar paraguas!!!

7 comentarios:

Sr. M dijo...

Muerte al paraguas!!!
Te moja mas de lo que evita,
y a antonio birabent lo dejo mudo!

Ci Vediamo

Anónimo dijo...

El Tito Freud decía que el paraguas era uno de los inventos más perversos de la humanidad.
Nosotros los Patagónicos sabemos que e paraguas es una cosa inútil: no sólo no llueve casi nunca, si no que además el viento hace que el paraguas pueda llegar a durar lo que un pedo en una canasta.

Instrucciones Para Cuando Llueve
1) Es importante detectar la lluvia antes de levantarse de la cama, o a lo sumo apenas uno se ha levantado y aún deambula en calzones por la casa.
2) Quedarse en (volverse a) la cama tapado/a hasta la nariz, durmiendo, leyendo o mirando tele. Si tiene a su pioresnada a mano, aprovéchese.

¡besos de pescáu!

Occam dijo...

Coincido absolutamente. Siempre odié el paraguas, y nunca lo uso, ni siquiera cuando llueve :-)
Incluso tengo una anécdota que denota mi boludez al respecto: Cuando iba a CBC me olvidé el paraguas en un curso de la deshumanizada Ciudad Universitaria. Tres días después lo fui a buscar al Centro de Estudiantes... ¡y estaba! Lo que demuestra la única utilidad del Centro de Estudiantes. Así que me lo llevé al aula, cursé la materia, y me fui... olvidándome nuevamente el paraguas, en parte porque ese día había un solazo que partía la tierra. Obviamente, por pudor, no volví a buscarlo más. Desde entonces (y han pasado muuuuchos años) que no uso.
Inclusive, odio a los que usan esos gigantescos armatostes. En general son minas, que encima de ser más bajitas, lo llevan calado hasta los hombros, con lo que no ven nada ellas, y menos ven a los que están cerca, que se transforman en obstáculos a agredir. Y entonces, a cuidar los ojitos.
Lo más indignante que me ha pasado en la última lluvia tuvo lugar en la recova de Paseo Colón (o sea, que lo llevaba abierto per corobare), y encima afuera, a cielo abierto, también había parado de llover.
Saludos

piscuiza dijo...

Vayamos por presa, diría un deshuesador.
Sr. m acordamos en la inutilidad del paraguas...y de Antonio Birabent!

Pescaú: que puedo decir, los aires citadinos me hechizaron y por un día olvidé mis instintos patagónicos. El resultado de ello está a la vista, aún gasto carilinas por olvidar lo que mi terruño ancestral me inculcó!

Occam disculpe pero me alegra saber que existe alguien tan despistado como yo!, aunque no me explico por qué no fue de nuevo a ciudad universitaria.
En cuanto al tema de los paraguas asesinos, mi odio sólo se equipara al que le tengo a los paseadores de perros que dejan regalos en mi vereda.
Salutti a tutti

Occam dijo...

No, Piscuiza. Evidentemente no se entendió. A Ciudad Universitaria continué yendo hasta terminar de cursar. A donde no fui más fue al Centro de Estudiantes a volver a buscar el paraguas perdido dos veces sucesivas. Los vaguitos treintones y barbudos que estaban tomando mate allí se me iban a cagar de risa. Y yo tenía estrenados 18 añitos, con esas cosas de la vergüenza por la propia torpeza.

piscuiza dijo...

Si que entendí!
Y reitero yo hubiese ido de nuevo eh, lo digo porque yo recuerdo haber ido cinco o seis veces a buscar un pullover que yo quería mucho y no podía parar de dejarme en las aulas (No por despistada eh). Sucede que a mi el saber me da calor y me empezaba a sacar los abrigos como las capas de la cebolla y vaya a saber por qué ese pullover tenía la manía de quedarse olvidado. Recuerdo que ya me veían entrar y se reían los salames del centro de estudiantes, yo creo que algún barbudo habrá pensado que lo hacía a propósito para verlos tomar mate con sus sweaters peruanos y sus barbas espantosas.
En fin...
Salute

republica dijo...

Que lindo este blog!
Cómo se aprende todo los días!
Gracias infinitas a pescáu: yo creí que en la Patagonia sólo había una cosa inútil y "exportable", pero por lo dicho por pescáu hay más de una, por ejemplo el paraguas!
Gracias mil!
Muy lindo su blog, Pescáu!