jueves, 8 de enero de 2009

Clap, Clap, Clap.

Yo no se cuándo empezó, tampoco se a quién se le ocurrió la idea ni los motivos; pero de un tiempo a esta parte la gente se la pasa aplaudiendo.
Como diría mi abuela: en mi época eso no pasaba.
Antes el aplauso era considerado una demostración de aprobación reservado solo para ocasiones especiales. Y un aplauso desganado o corto era la forma en que un auditorío demostraba disconformidad. Hoy el aplauso está como devaluado.
Quienes vayan al cine habrán notado que la gente muchas veces aplaude al final de las películas. Mi pregunta es simple: ¿a quién aplauden?. Me niego a creer que aplauden al director o los actores, porque esto sería en vano salvo que se trate de una avant premiere con la presencia del elenco en la sala. Por otro lado aplaudir al acomodador me parece una exageración y el dueño de la sala no hizo méritos para que lo aplaudan así que no veo ningún motivo para hacerlo.
La primera muestra de aplauso insólito fue en el casamiento de un amigo. Una vez que el cura hubo dicho la archiconocida frase: "los declaro marido y mujer" los convidados a la ceremonia religiosa comenzaron a aplaudir. Ante mi asombro la gente aplaudía como si el acto religioso fuese un paso de comedia con remate ingenioso. En un momento pensé que mi amigo se daría vuelta y remataría con un Cheeeeeeeeeeeeee, como para justificar el aplauso, pero por suerte no lo hizo.
En otra oportunidad asistí al velatorio de una quéridísima amiga. Una de esas madres putativas que la vida me regaló.
Como siempre en esas oportunidades, traté de no hacer el papel de la llorona y nos consolamos entre los presentes recordando anécdotas y riendo con nostalgia. Por momentos alguien lloraba con desconsuelo y en general el clima era el habitual en esas circunstancias. Todo fue normal hasta el momento en que el cajón comenzó su incursión a la fosa. No se bien cómo ni por qué: comenzaron los aplausos!
Confieso que esta vez me descolocó. No supe qué hacer y por no parecer descortés palmeé mis manos dos o tres veces, pero reaccioné a tiempo y sonreí de costado pensando qué hubiese dicho la difunta ante tamaña zoncera. Por cierto, mi amiga no era artista.
Debe ser algo new age, cosas de la medicina holística supongo. Quizás la gente descubrió que aplaudiendo se limpia el chi, o se destapa algún chakra, o Sai Baba emanó un comunicado diciendo que el aplauso materializa joyas. La cuestión es que la gente está con el aplauso en la punta de sus dedos o a flor de palma, siempre listos como los boy scouts y ante situaciones de lo más desopilantes:
  • Te salió bien el omelette?: aplausos
  • El nene hizo caca?: aplausos
  • La nona se desgració en la mesa?: aplausos
  • El ginecólogo terminó el tacto?: aplausos
  • El perro orinó la alfombra?: aplausos
Basta! Qué es eso de aplaudir porque si, porque no se sabe qué decir, o por no tener bolsillos.

6 comentarios:

Unknown dijo...

chapeau, chapeau!
¿De donde salió este galicisismo tan molesto como hacer conejitos para marcar comillas en la conversación?
Del mismo lugar que el clap, clap
Aplausos.
Horrible escena la del entierro con gente apaludiendo: me hizo acordar del sketch de Los monstruos, donde el entierro se convierte en un teatro de variedades.
Besos

piscuiza dijo...

Muy cierto lo que dice del velorio, pero le juro que no exageré, por el contrario no quise ahondar porque suelo derrapar con facilidad con mi cinismo.
Las comillas!, otra manía in so por ta ble.
Saludos (entre "") jajajaja

Renegado dijo...

Es cierto, la gente ya aplaude por cualquier motivo.
Parece que el aplauso les genera como una extraña sensación de placer que yo no llego a entender.
Yo hace poco fui a una misa, y cuando terminó ¡la gente aplaudía al cura que se retiraba saludando por el pasillo central de la Iglesia! Es la primera vez en mi vida que veo eso.
Ahora los curas son rockstars!

En fin, buen artículo ... Se merece un aplauso.

Pablo dijo...

No sé que decirle. En principio porque iba a hacer el chiste de empezar aplaudiendo el post y ya lo hizo Renegado. Después porque no deja de ser una situación compleja. No estaría de más un manual sobre las situaciones que ameritan el aplauso y las que no. Por ejemplo:

- Al asador (cuando haya mérito): SÍ
- Cuando aterriza una avión: NO

Y así. La gente no registra principios universales, pero casos concretos sí. Tengo un amigo que le tiene fobia a los aplausos y se lo va a agradecer.

Occam dijo...

No puedo más que aplaudir esta brillante apreciación suya. Podríamos agregar el aterrizaje de un avión, como si el piloto se luciera por hacer normalmente su trabajo, que es dejar el avión en tierra sin mayores sobresaltos. Incluso el aplauso al asador ya está desnaturalizado, puesto que debe necesariamente acontecer aunque el producto final sea una suela de zapato, para no quedar descortés. Es decir, se reconoce el esfuerzo, no el mérito. Una cuestión, como dirían los franceses, de politesse.
Igualmente, creo que es bastante macabro aplaudir cuando se entierra a un difunto, como reconociéndole lo oportuno que estuvo en dejar este mundo, o la forma discreta y sin aspavientos con que lo hizo.
Mis más cordiales saludos.

piscuiza dijo...

Renegado, le creo lo de la misa ya que a mi me ocurrió igual y se me dio por pensar: pucha si el sermón no estuvo taaaan bueno.
Lo del aplauso se lo agradezco sólo como metáfora eh.
Pablo: Bienvenido. La idea del listado de situaciones aplaudibles es excelente.
Occam: Ciertamente olvidé lo del avión!.
Concuerdo con eso del mérito para hacerse acreedor del aplauso, a mí aplaudir por cortesía me molesta, o mejor dicho: no me molesto en aplaudir para quedar bien.

A todos gracias por la visita y los aportes a mi humilde campaña contra el aplauso fácil.
Saludos