miércoles, 17 de diciembre de 2014

Historias conurbanas


Voy a comenzar contando que hace unos años que recorro lugares a los que ni siquiera podría llegar sin esa maravilla de la tecnología que es Googlemaps, brindando cursos de capacitación laboral a los sectores más vulnerables. 

Ante todo la honestidad, no voy a hacerme la chica conurbana que caminó los cordones de la provincia; no lo soy. Soy apenas una rionegrina adaptada a regañadientes a las bondades y adversidades de la ciudad donde dicen que atiende Dios, que sabe transitar la provincia sin llamar la atención.

Y en esto sí voy a detenerme. 
Si bien, en mi se da naturalmente, la capacidad de no llamar la atención es fundamental para transitar, trabajar y pasarla bien en el conurbano, y no hablo sólo de la seguridad personal (aunque también la incluyo). Hablo de cómo hacer la diferencia en la vida de personas que necesitan TODO. De cómo poder acercar herramientas que los ayuden, cuando estoy y están rodeados de gente que hace hasta lo imposible para que así sigan.
Esquivar punteros prepotentes, funcionarios desangelados y cínicos, alumnos que te amenazan como si por ello tuvieses que ponerte a temblar y prometer fidelidad al modelo, colegas de trabajo a los que el desarrollo personal del otro les importa poco y nada y que sólo trabajan en capacitación por el pancho y la Coca.

Más de una vez me sentí haciendo equilibrio en un magma de mierda. Sin embargo, NUNCA, y lo remarco en mayúsculas, porque nunca ninguna de esas circunstancias hizo que pierda las ganas, la felicidad y la plenitud que siento cuando cierro la puerta y quedo a solas con un grupo de jóvenes que 
necesitan, aspiran y sueñan con una vida mejor.

He debatido en diferentes ámbitos acerca de la abulia y la pesadez de bolas de los mal llamados "planeros". Los jóvenes que viven de un plan no son de ninguna manera la causa de NADA, son la triste, cruel y vergonzosa consecuencia de los desastres de un política que se nutre de la necesidad del pobre y los replica de manera descarnada para vampirizarlos y lograr así su propia supervivencia. Le llaman "Modelo", a mi me gusta pensar que son sociópatas amontonados.

Aprendí, gracias a los jóvenes del conurbano a detectar el tiempo exacto para cada cosa. Lo aprendí con mentones altos y desafiantes, con esos tonos y frases que utilizan a veces para tratar de "marcar la cancha" buscando un respeto que tratan de imponer a lo guapo, porque aprendieron que así se impone el respeto en una sociedad que los toma por boludos todo el tiempo y sólo los escucha cuando utilizan la prepotencia o la violencia. 
Aprendí a reír con ellos y también a llorar cuando se abren como diques y cuentan historias que hacen que el dolor se te atragante como una espina. Aprendí de los abrazos de agradecimiento apretados y recíprocos.

Aprendí tanto que es difícil enumerarlo. Cada uno de esos jóvenes contribuyó a mi propio desarrollo profesional y personal, y un poco como forma de agradecimiento es que voy a empezar a contar mis vivencias con ellos.

M.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Te he leído puteando y enojada.
Pero nunca cada una de ésas puteadas, se correspondían con una vivencia ajena o estereotipada.
Ése hecho, te hace diferente.
Cada una de tus experiencias, logran colocar el enfoque en un lugar que dista del lugar común.
Nunca hablaste de mongos conurbanos (término que aborrezco) sin esperanza sino, solés ver en cada persona la capacidad para superarse y les brindás las herramientas para que lo hagan.
Siga escribiendo, ésta morocha la va a leer ansiosa.
Abrazo grande!

Hegeliano dijo...

Moni, voy a rezar para que sigas teniendo fuerzas para hacer esto. Yo no podria hacerlo sin violencia y sin que aflore el odio que me genera la corporacion politica que goberna, legisla y dirige para su casta desde hace 32 años.

piscuiza dijo...

GRACIAS!! A los dos.
Tengo mil motivos para dejar las formaciones, todos tienen que ver con la burocracia y la política, ninguno con el placer que me produce presenciar el click de los chicos en vivo y en directo.
Porque una gran mayoría lo hace y eso es maravilloso!

Abrazo!